Yo creo que todos nos lo hemos preguntado en alguna ocasión. Yo por lo menos lo he pensado más de una vez: ¿qué quiero hacer con mi vida?
Una opción podría ser seguir tirando fuerte en mi actividad profesional, asumiendo responsabilidades de una forma creciente, participando en investigaciones de cada vez mayor relevancia, publicando libros y artículos que merezcan la pena, tratando de mejorar e innovar en mi actividad docente. En definitiva, tratando de ser alguien en mi ámbito profesional, alguien más o menos reconocido, bien remunerado y quién sabe si referente en algunos años.
Otra opción sería tomarme la vida con mucha más calma. No sé, algo así como trabajar unas pocas horas al día... ser mi propio "jefe"... trabajar de bibliotecario de mi pueblo, o... ser auxiliar administrativo, yo qué sé. Podría dedicar las tardes a pegar patadas al balón con mi peque o a escribir poesía debajo de un árbol de Urbia. Y claro, tendría que "comer gulas en vez de angulas".
Me imagino que no seré el único inmortal de este planeta, y me moriré como todos. Puede que mañana o puede que dentro de 60 años. Vamos, que voy a vivir una sola vez, y a veces pienso que me estoy perdiendo muchas cosas bonitas de esta vida.
"¡Peor estarán los mineros!" diría alguno. Y seguro que sí. Puede que yo sea un privilegiado. Un privilegiado que sufre migrañas y a menudo cena mal humor con su pareja. Un privilegiado que mantiene su mente ocupada en qué tiene que hacer mañana y no se fija en lo bonitos que son los copos de nieve. Un privilegiado que el fin de semana está más pendiente de su portátil que del petirrojo que posa en su balcón.
En fin, personal vs profesional. ¿Existe el equilibrio perfecto?
Pues nada, aquí lo suelto aunque mi jefe lo lea. Seguro que hasta él lo ha pensado alguna vez. Seguro que tú también. O a lo mejor todo se reduce a que tengo un lunes tonto...
lunes, 26 de noviembre de 2007
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4 comentarios:
Cambia la conjunción y lo mismo lo resuelves: personal y profesional. No creo que debamos plantearnos una vida sacrificando la otra. Eso sí, el miedo está en que una se coma a la otra.
Vaya lunes el tuyo...
Interesante cuestión, que muchas veces hemos compartido. Para mí, supongo que por mi situación personal, lo uno va ligado a lo otro. Lo profesional, es personal y lo personal, profesional. Veremos por cuanto tiempo. Y luego, como dice Julen, a conjugarlo lo menos mal posible.
Retos y personas, para mí estas dos cosas son necesarias en mi trabajo. Y creo que retos tenemos muchos, muchisimos. Todos los que queramos, a nivel personal y organizacional.
Personas: La empresa son personas, en la medida en que encuentre gente que merece la pena seguiré buscando nuevos retos donde estoy. Cuando vea que no es así, buscaré retos en otro sitio.
Eso si, no me veo trabajando 40 años en el mismo sitio. Lo digo ahora que no tengo responsabilidades "familiares", dentro de unos años veremos...
Yo antes también pensaba que la solución eran profesiones bucólicas, pero ahora ya no lo creo.
Sea lo que sea lo que hagas necesitas que te importe, necesitas sentir el juego, necesitas estar deseando explorar (lo sentirías en una biblioteca?)...mira alrededor y dime dónde hueles esas necesidades.
Un lunes tonto lo tiene cualquiera. Lo malo es cuando es un martes, un miércoles...
Toda persona con un mínimo de inquietud necesita una vida profesional plena. Y ver crecer a un hijo o escribir un relato corto no debería ser incompatible.
Por mi experiencia te diré que divertirte trabajando, ganar para vivir "y un poco más" y saber planificar y administrar el tiempo son las claves con las que se construye una vida profesional-familiar perfecta.
Si alguna de estas condiciones no se cumple en tu caso, trabaja sobre ella y verás cambios en el corto plazo. Se te acabarán los lunes tontos.
Nos vemos pronto. 1 abrazo.
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