Los instrumentos de Ordenación Territorial (Directrices de Ordenación Territorial, Planes Territoriales Parciales, Planes Territoriales Sectoriales) afectan directamente al diseño de nuestras ciudades, comarcas y provincias.
El diseño de nuestras ciudades, comarcas y provincias afecta a las necesidades de movilidad de las personas y mercancías que circulan en esos territorios. No es lo mismo, por ejemplo, una ciudad o comarca compacta que un diseño más disperso.
La necesidad de movilidad se traduce inmediatamente en generación de transporte, y esto último, en la mayoría de los casos, en la utilización del automóvil y el camión.
La utilización masiva del automóvil y el camión está congestionando hasta más no poder las carreteras, lo cual a su vez se traduce, en el mejor de los casos, en atascos y pérdidas de tiempo.
Los atascos y el tiempo invertido (mejor gastado) en las carreteras puede producir nerviosismo, estrés o menor atención a la familia. Vamos, que llegamos a casa tarde y de mala leche.
No es demasiado imaginar que esto último pueda provocar broncas familiares tipo: ¿dónde has estado hasta ahora? ¡tanto trabajar para la mierda que te pagan!
Y tampoco es descartable en nuestros tiempos que bronca+bronca+...+bronca = divorcio.
- Qué hay Pepe, ¿qué tal te va?
- Hola Juan, me he divorciado.
- ¿Y eso?
- Ya sabes... los políticos y sus estrategias de ordenación territorial...
La duda que me queda es: en lo argumentado arriba ¿se ha mantenido el hilo relacional o se ha roto en algún momento?
viernes, 8 de febrero de 2008
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