martes, 29 de enero de 2008

¿Es mejor no hacerlo que hacerlo mal?

Aquí en la Facultad estamos de exámenes. A mi me toca preparar el exámen de logística (el nombre oficial de la asignatura es Gestión de la Cadena de Valor). Tengo que reconocer que, en este fase de abolognesamiento en el que estamos, me da un poco de vergüenza evaluar a los estudiantes casi exclusivamente mediate el examen final, pero prometo cambiar para el curso que viene.

Esta tarde estaba pensando en qué tipo de examen poner. Tengo casi decidido que constará de dos partes: una teórica y otra práctica. Esta última consistirá en resolver y comentar una serie de ejercicios y casos, mientras que la primera se basará en un test.

Al hilo del test, he estado recordando cómo eran los de mi época de estudiante y también he preguntando a algunos compañeros que los utilizan, y parece que el modelo más extendido es aquel en el que, por ejemplo:

- Respuesta correcta: 1 punto
- Respuesta incorrecta: -0,25 puntos (-0,50 en el caso de algunos cabroncetes)
- Respuesta en blanco (no respuesta): 0 puntos

Es aquí donde me ha surgido la duda. Si un estudiante no responde, si es pasivo ante una pregunta... no obtiene puntos, pero tampoco se le penaliza. Pero si, en cambio, intenta responder, se moja, arriesga con la respuesta y falla... se le penaliza.

¿Qué queremos enseñar a nuestros estudiantes? ¿Lo primero o lo segundo? Obviamente, preferiblemente una combinación de ambas: responder, y hacerlo bien. Pero mi experiencia me demuestra que muchas veces he aprendido a base de hacerlo mal y, sin embargo, nunca he aprendido aquello que no he intentado. Por ello vuelvo a la pregunta que titula este post: ¿Es mejor no hacerlo o hacerlo mal? Y... ¿qué hago con el test del examen?

2 comentarios:

Mikel Mesonero dijo...

Señor catedrático, tendrá que solicitar usted la inclusión de la palabra "abolognesamiento" en la RAE:-)

Buena cuestión la que planteas. Nunca se me había ocurrido dicha reflexión. Yo he utilizado test, que entiendo es un sistema de evaluación como otro cualquiera, muy necesario si se persigue la adquisición de ciertos conocimeintos y nefasto cuando es el único sistema de evaluación (al menos en Marketing).

Respecto a tu duda metafísica, en mi opinión, no es el examen tipo test la herramienta o metodología para desarrollar la "competencia arriesgarse" (sorry, por el palabro). En el test buscas penalizar al que arriesga y falla, para garantizar que el que acierta tienen los conocimientos. Imaginate que yo me presento a los exámenes de Ingeniero de Telecomunicaciones, todos ellos tipo test verdadero/falso. Sin pegar un palo al agua tengo un 50% de probabilidad de sacar la carrera. ¿Es eso justo para quien realmente ha estudiado?.

Sé un poco cabroncete...

Anónimo dijo...

Estoy convencido de que la forma de evaluar no es correcta.
Por qué penalizas al que arriesga?
Cuántas cosas importantes se han hecho en la vida; cuántas vidas se han salvado por que hay personas que ARRIESGAN??
Crees que, el que no arriesga, aparte de no tener ni idea en el tema, ser más cobarde, jugar a la segurola, etc. se merece mejor tratamiento?

Ejemplos mil se pueden aportar para argumentar esta defensa, pero es que un TEST no me parece, por lo menos en quinto curso (ni primero)nada adecuado.
Se supone que esta gente sabe escribir y algo más.
En un exámen para carnet de conducir habrá personas que no tienen esta posibilidad o incluso una mínima capacidad para redactar dos líneas seguidas, pero... no es le caso.
Además, para qué voy a estudiar si es posible que probabilística o aleatorialísticamente apruebe el examen.
El test debería ser como un postre digestivo, complementario, pero no decisivo.
Mételes caña!!